Recuerdo que aquel traje me hacía el efecto de una amazona a la que hubieran cortado la falda; llevaba un reloj de hombre, a juzgar por la forma y el tamaño, colgado al cuello por una cadena, y los puños se parecían mucho a los de las camisas de hombre.
Saludemos a la magnolia, princesa india que ha venido de viaje y se ha quedado en nuestro clima. No está bien de salud la señora; pero ¡qué aristocrática, qué regia es esta amazona!
Hipólito, el hijo de Teseo, nacido de una amazona, criado por el sabio Piteo, es el único, entre los ciudadanos de esta tierra de Trecenia, que dice que soy la peor de los Demonios, y desprecia el lecho nupcial y rehuye las bodas.
Has de saber, no obstante, que, aunque seas más tenaz que el mar, si mueres, serán engañados tus hijos y no participarán de la riqueza paterna. No, que la real amazona ecuestre ha parido un bastardo para que mande en tus hijos, y tiene pensamientos libres.
Como quiera que fuese, Silveria, convirtiéndose en denodada amazona, se apoderó del arma, que el viejo no sabía esgrimir a causa de su debilidad y de su ceguera, y creyó y aseguró que tendría a raya a toda la chusma.
Pero de Venus, antes, el hermoso apacible lucero rompió el albor primero, y del viejo Tithón la bella esposa --amazona de luces mil vestida, contra la noche armada, hermosa si atrevida, valiente aunque llorosa--, su frente mostró hermosa de matutinas luces coronada, aunque tierno preludio, ya animoso, del Planeta fogoso, que venía las tropas reclutando de bisoñas vislumbres, --las más robustas, veteranas lumbres para la retaguardia reservando--, contra la que, tirana usurpadora del imperio del día, negro laurel de sombras mil ceñía y con nocturno cetro pavoroso las sombras gobernaba, de quien aun ella misma se espantaba.
Era tan raro caso que la baronesa de Stick durmiese a las diez, que la sirviente sufría esa aprensión vaga que a veces anuncia las catástrofes. ¿Estaría la
amazona gravemente enferma?
Emilia Pardo Bazán
Y tragedias leídas en los periódicos, historias de asesinatos cometidos por criminales que se desvanecen como el humo, sin dejar huella alguna, ocurrían a la imaginación de la doncella leal, que compartía con la atrevida
amazona, desde hacía cinco años, las emociones del riesgo, el engreimiento de los aplausos.
Emilia Pardo Bazán
Pero ¿es de día? Al exclamar así con angustia -la angustia que hace opaca la voz y entrecorta la respiración- la
amazona se había incorporado.
Emilia Pardo Bazán
Porque era de seguro un olvido; era el aturdimiento, la embriaguez de la pena, lo que impedía a la
amazona preocuparse de una cosa tan seria...
Emilia Pardo Bazán
Dime, dime qué desgracia ha ocurrido. FEDRA El hijo de la ecuestre amazona, Hipólito, grita y lanza imprecaciones terribles contra mi nodriza.
La escoltaban doce preciosas doncellas, todas vestidas de blanca seda y cabalgando en caballos negros como azabache, mientras la princesa montaba un corcel blanco como la nieve, adornado con diamantes y rubíes; su traje de
amazona era de oro puro, y el látigo que sostenía en la mano relucía como un rayo de sol, mientras la corona que ceñía su cabeza centelleaba como las estrellitas del cielo, y el manto que la cubría estaba hecho de miles de bellísimas alas de mariposas.
Hans Christian Andersen