Aunque el sacerdote de Miami, Alberto Cutié, había informado a los medios de comunicación que disfrutaba de una especie de licencia para reflexionar y pensar sobre su futuro como clérigo en el seno de la Iglesia Católica, el jueves pasado se convirtió en un miembro de la Iglesia Episcopal.  

Cutié había sido removido de la parroquia de San Francisco de Sales en Miami Beach a principios de mes, luego de que la revista TVnotas publicara fotografías suyas en traje de baño acariciando y besando a su pareja en una playa.

Con el cambio de iglesia, el famoso padre Alberto puede seguir siendo  sacerdote y tiene la posibilidad del matrimonio.

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La Iglesia episcopal forma parte de la cristiana, porque conserva y profesa los antiguos credos y sacramentos. “Se respeta el bautismo, estamos en comunión con la Iglesia católica romana”, indicó una vocera de esta iglesia en Guayaquil.

Pero una de las diferencias con la católica es que permite que sus sacerdotes formen un hogar. “Está bien claro en las Escrituras, el que tenga el don de la abstinencia que lo siga, el que no, no”, comenta la vocera quien se respalda en el texto bíblico de la Carta de Timoteo, capítulo III, sobre la conducta de obispos y diáconos.

Sin embargo, hay otras diferencias: los episcopales no siguen al Papa, las mujeres pueden ordenarse al sacerdocio o al episcopado, creen en la Virgen y en los santos, pero todas las oraciones se hacen a Dios, rezan el rosario como práctica devocional privada, pero no es parte de culto oficial de la iglesia, al igual que el vía crucis.

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La decisión de Cutié causó indignación en la Iglesia romana. El arzobispo de Miami, monseñor John C. Favalora, expresó su disgusto.

Favalora citó cánones eclesiásticos que han sido transgredidos por Cutié por profesar “fe y morales erróneas” e hizo un llamado a los fieles para que no justifiquen las acciones de este a pesar de sus buenas obras.