La comodidad y seguridad de la cama y la costumbre de las posturas tradicionales son parte del librito sexual de los puertorriqueños que, según los resultados de una encuesta, luce bastante conservador y clásico.

Para empezar, lo que más le atrae a una persona de otra es el rostro en general, pero si vamos por partes es la boca, con todas sus posibilidades eróticas, la que encabeza la lista de los atractivos. Los ojos y las nalgas no se quedan atrás.

En el área de la sensibilidad, el cuello tuvo el favor de una cuarta parte de los encuestados, pero casi una tercera parte de las mujeres admitió que para ellas el clítoris y la vagina son sus zonas más sensibles.

Para los hombres, el segundo lugar donde tienen mejor respuesta al placer corresponde a los testículos.

Como promedio y a pesar de la negación de muchos sectores gubernamentales y religiosos, los 17 años marcan el inicio de los encuentros sexuales, aunque los hombres mayormente tienen su primera relación a los 16.

¿Leyeron? A los 16.

Una vez quedan abiertas las puertas del gozo sexual la frecuencia de los encuentros íntimos es de por lo menos una vez por semana para el 61 por ciento de los encuestados. Más de una tercera parte de los hombres, no obstante, aseguró que tiene sexo en días alternos.

La duración, entre una cosa y otra, puede ser de 15 minutos a una hora, aunque hay un reducido porciento de maratonistas que afirmó tener encuentros de hasta dos horas.

Pero si impresionan los de larga duración por el aguante, también sorprende el 17 por ciento que tiene relaciones que no pasan de diez minutos. Ese apaga y vámonos de los quickies se ha convertido en una práctica más frecuente en los últimos años ***.

Ante la falta de tiempo son, definitivamente, un resuelve. Ahora, si se convierten en la costumbre y no en la excepción habrá que evaluar si no crece la lista de insatisfechos e insatisfechas.

En cuanto a las posturas, a la hora de la penetración los hombres prefieren estar arriba, algo que, sin duda, no es ninguna novedad. Las mujeres prefieren estar abajo. En teoría, la cosa cuadra de lo más bien. Donde las cosas no encajan mucho es en la postura del perrito. Al 25 por ciento de los hombres les encanta, pero sólo el 19 por ciento de las mujeres la disfruta.

Otras posiciones, como sentado, de pie o de ladito, no ocupan lugares de preferencia en el kamasutra boricua.

La excitación extra que puede provocar hacer el amor en lugares diferentes parece que no emociona mucho al puertorriqueño. Al menos eso se puede concluir si se toma en cuenta que casi el 80 por ciento de los encuestados tiene sus encuentros sexuales en la cama. Nada de pisos, ni cocina ni asiento de carro.

Como la penetración no lo es todo, dos de cada cinco incluyen sexo oral en sus prácticas de intimidad. A los hombres parece gustarles más que a las mujeres.

Para llegar al orgasmo, la penetración vaginal es la escogida por hombres y mujeres, pero casi la mitad de los varones entre los 18 y los 24 años prefieren el sexo oral.

El punto G, esa zona que dicen que existe en las mujeres pero que muy pocas creen haberla encontrado, quedó incluso debajo del estímulo anal.

Más o menos tres de cada cinco personas se masturba o, por lo menos, conocen cómo se siente cuando se experimenta placer físico sin la intervención de otra persona. A ese gustito en solitario apenas recurre una vez al mes el 25 por ciento de los encuestados y una vez a la semana uno de cada cuatro.

La mitad de quienes se masturban lo hace solito, sin que nadie vea, pero un 33 por ciento no tiene ningún pudor en ser contemplado por los ojitos lujuriosos de su pareja. Aunque un 21 por ciento ve películas pornográficas mientras se entretiene consigo mismo, apenas un ocho por ciento utiliza juguetes sexuales para lograr su propósito.

Los bellos y bellas del mundo del espectáculo parece que no impresionan lo suficiente como para que sean merecedores de fantasías sexuales, pero la poca gente que fantasea tiene a Ricky Martin como el foco de su imaginario erótico.

Acerca de la orientación sexual, el 93 por ciento aseguró ser heterosexual, un cuatro por ciento homosexual y un tres por ciento bisexual.

Si contestaron con honestidad, la lealtad en las relaciones afectivas parece ser la norma porque el 77 por ciento afirmó que nunca ha pegado cuernos. Claro, siempre está el otro 23 por ciento que dijo que sí.

Los que lo admitieron, en promedio, han sido infieles en tres ocasiones. Ah, y dos de cada cinco no se conforman con un amante de turno, sobre todo las mujeres.

Parece también que donde dos pegan cuernos, son felices los cuatro, porque el 31 por ciento de los infieles aceptó que su pareja alguna vez también tiró su canita al aire.

En ese mundo amatorio clandestino, la mayoría de los encuentros íntimos se suscitan en moteles, seguido por la casa del amante o la amante.

Entre los que pegan cuernos, el 30 por ciento piensa que es algo de lo más normal, mientras que un 15 por ciento piensa que no. ¿Por qué tienen amantes, entonces? Bueno, un 25 por ciento siente que es que todavía está en el mercado sexual.

Y por las dudas, ni piense que su amante va a dejar a su pareja para casarse con usted, a menos que tenga la suerte de tener por chillo o chilla a alguien del siete por ciento que está dispuesto a dejar la relación oficial para legalizar la otra.