No es que yo tenga tantísimo años, pero definitivamente sí,
han habido muchos cambios en los últimos 15 años que he vivido, y muchas
palabras han sido suplantadas por otras.
Cuando era niña, tendría yo como 6 o 7 años de edad, había
un joven que era 10 años más grande que yo aproximadamente y era mi gran amor
platónico. Recuerdo que siempre me ilusionaba mucho verlo y platicar con él. Mi
momento favorito era cuando nos sentábamos en el piano y me enseñaba a tocar.
Eso me hacía feliz, no aspiraba a otra cosa; no sufría por amor ni nada por el
estilo.
No estoy segura si era por la edad que yo tenía o por lo que
“amor platónico” significaba, pero lo maravilloso de este tipo de “amor” es que
era perfecto siempre y cuando permaneciera de esta forma, platónico y anónimo,
sin que la otra persona supiera nada.
Muchos años después, tuve la oportunidad de tener una
relación con otro amor platónico, debo agregar que este joven es excelente y no
hay algo de lo que yo pudiera quejarme, pero descubrí que la ilusión que esta
persona puede causarte en un plano no tan personal, no es la misma que cuando
estás cerca.
En mi nota pasada en Conectados “Amor no es amar” explicaba
un poco lo que para mí significa el amor, definitivamente no es algo
instantáneo que aparece cuando ves a una persona, no aparece de manera mágica;
lo que puedas sentir por un amor platónico no es meramente amor, es sólo la
idealización del amor y también la idealización de la persona, una atracción
muy grande y otras traiciones de tu imaginación, pero no es algo por lo cual
vayas sufriendo por la vida. Vemos todas las mejores cualidades unidas en un
individuo que lo hace “perfecto” a lo que queremos, y esto es lo que hace a un
“AP” tan deseado por nosotros, hasta que descubrimos que no es tan perfecto
como nosotros pensábamos…
No me quiero sentir vieja, ni siquiera paso de los 25, pero
nunca tuve un “Crush”, nunca he utilizado esa expresión de manera personal,
pero he descubierto que, aunque tiene una referencia del amor platónico, no es
realmente lo mismo.
Hice una muy pequeña (y divertida) “investigación de campo”
con unos amigos para escuchar diferentes ideas y que no sólo fuera mi punto de
vista, muy a pesar de todas las cosas que podemos ver en redes sociales y
llegué a la conclusión de que algunos sí sufren por un Crush.
Si bien es cierto que, un Crush es una persona que te gusta,
descubrí que también es una persona por la que sufres, es decir, esta persona
que es tu crush obvio no conoce tus sentimientos, pero si tú ves que alguien se
le acerca, tienes toda una guerra interna porque no quieres que nadie se le
acerque.
Entonces te creas en tu mente, un sentido de propiedad
exclusiva, solamente porque te gusta. Sientes el derecho de hacer todas las
escenas de celos que quieras y, por si fuera poco, esperas que esta persona lea
tu mente y te pida disculpas por hablar con tal o cual persona. Pero la
realidad es, que eso no va a pasar. Tú no deberías hacerte ideas extrañas en la
cabeza y no deberías sentirte con un derecho que no te corresponde. Pero ahí
están todos sufriendo por alguien que no “lee” la mente, ni sabe que hizo mal y
por qué.
Otra diferencia entre un amor platónico y un Crush es que el
AP se queda en ese estado que es lo que le da ese toque mágico, y un Crush no,
las personas harán todas las señas posibles para que esta persona adivine que
les gusta y entonces deje de ser su Crush. El amor platónico se queda platónico
(en la mayoría de los casos) y el Crush debe dejar de serlo (si es posible).
Realmente creo que, ya sea amor platónico o Crush, no está
chido ir por la vida sufriendo por amor. Si le gustas a alguien, esta persona
te lo hará saber, más allá de sus palabras, con su trato. Nadie merece ser
plato de segunda mesa y todos merecemos a alguien que nos elija como primera
opción, en lugar de rogar por migajas de cariño.
Dejémonos de hacer ideas locas en la cabeza y dejemos de
crearnos ideas de propiedad que no nos corresponden, disfrutemos lo que podamos
disfrutar y aprendamos a retirarlos a tiempo.
En alguna película alguien dijo que aceptamos el amor que
creemos merecer.
Ya me pasó, casi…¡pero que a ti no te pase!
Por Saraí Castro.
*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.
