Una relectura de Kant a partir de Foucault y sus consecuencias para la educación

Álvaro Rodríguez Ruíz Díaz

Resumen


El objetivo de este trabajo es revisar la consideración que realiza Foucault sobre Kant en su obra “La Hermenéutica del sujeto” respecto a las condiciones de espiritualidad y su relación con el conocimiento. A partir de allí se intentará problematizar el lugar de la actitud crítica o actitud ilustrada como actitud espiritual en la educación.

Palabras claves: Kant-Foucault-Ilustración- espiritualidad-olvido del cuidado de sí en la modernidad.

Summary:  

This paper´s aim is to revise Foucault´s considerations on Kant related to the conditions of spirituality and its relationship with knowledge based on Foucault´s latest course about "The Hermeneutics of the Subject".  From there we will try to analyze the importance of a critical attitude or enlighted attitude as a spiritual attitude in education.

Key words: Kant-Foucault-Enlightenment-spirituality-forgetting of self-care in modernity

 

Una relectura de Kant  a partir de Foucault  y sus consecuencias para la educación.

Por Álvaro Rodríguez Ruíz Díaz[1]

 

Introducción: Kant y las condiciones de espiritualidad: una mirada desde Foucault

En el curso que Foucault dictó en el Collège de France en 1981-1982 y que lleva por título “La Hermenéutica del sujeto”, el autor hace muy pocas referencias a Kant y siempre que las realiza es para mostrar que este filósofo contribuyó a separar las condiciones de espiritualidad respecto al conocimiento, contribuyó a separar el “gnothi seauton” – conocimiento de sí mismo- de la “epimeleia heautou” –inquietud de sí-. Dice Foucault:

“La liquidación de lo que podríamos llamar la condición de espiritualidad para el acceso a la verdad se hace entonces con Descartes y con Kant; Kant y Descartes me parecen dos grandes momentos” (Foucault; 2006: 190)

De este modo entiende que a partir de Descartes y luego con Kant se empieza a cristalizar un modo de entender el acceso al conocimiento en el que ya no es precisa una preparación espiritual para llegar a él. A partir de ese momento el sujeto como tal puede ser capaz de acceder a la verdad sin ningún tipo de preparación. Este fenómeno lo define como la “liquidación de la condiciones de espiritualidad”.

La espiritualidad tal como es entendida por el autor está dada por cierta transformación que debe darse en el sujeto para que sea capaz de conocimiento. Foucault la define como:

“…la búsqueda, práctica, la experiencia por las cuales el sujeto efectúa en sí mismo las transformaciones necesarias para tener acceso a la verdad. Se denominará “espiritualidad”, entonces, el conjunto de esas búsquedas, prácticas y experiencias que pueden ser las purificaciones, las ascesis, las renuncias, las conversiones de la mirada, las modificaciones de la existencia, etcétera, que contribuyen, no para el conocimiento sino para el sujeto, para el ser mismo del sujeto, el precio a pagar para tener acceso a la verdad”[2] (Foucault; 2006:33)

En todos los casos las referencias de Foucault respecto a Kant refieren al trabajo de las “tres Críticas”[3] en donde el filósofo se preocupa por analizar las condiciones de posibilidad del conocimiento en general, realizando el programa que Foucault llama: “analítica de la verdad”, pensando en un sujeto trascendental. Este proceso analítico realizado por Kant no requiere ninguna preocupación ya que las condiciones de conocimiento son a priori, esto es, independientes de la experiencia.

Lo interesante es que en 1983 Foucault realiza un seminario y una conferencia en EE.UU. sobre un texto que considera menor de Kant, conocido como “¿Qué es la Ilustración?”, donde reivindica ciertos aspectos de la reflexión kantiana que llevarían a pensar que Kant no estaría tan alejado de la preocupación por las condiciones que habilitan cierta preparación para el conocimiento y que por tanto habría en este filósofo cierta consideración de las condiciones espirituales.

Entonces, ¿estaba Kant tan separado de la preocupación por lo espiritual como Foucault considera en curso dictado por él en 1981-1982 bajo el título “La Hermenéutica del sujeto”?

El análisis que hace Foucault en los textos donde se refiere a la Ilustración parece demostrar lo contrario.

Foucault y la Ilustración

A los efectos de analizar el pensamiento de Foucault respecto a Kant y la Ilustración, se tomará como referencia en primer lugar, el curso de Foucault de 1983 que aparece en “Saber y verdad” bajo el título “¿Qué es la Ilustración?” Y en segundo lugar, se considerará la conferencia que aparece en el libro “M. Foucault sobre la Ilustración” bajo el título “¿Qué es la Ilustración?”. La edición original llamó “Qui est ce que les lumieres?” a la primera y “What is Enlightenment?” a la segunda. Como aquí se usan los textos en español, nos referiremos a ¿Qué es la Ilustración? (Curso) respecto a la primera y ¿Qué es la Ilustración? (Berkeley) a la segunda.

En ¿Qué es la Ilustración? (Curso), Foucault exalta en Kant el haber inaugurado una perspectiva filosófica clave en la modernidad como es la “ontología del presente”. La Ilustración como suceso singular de la modernidad, nos invita a pensar en el sentido histórico de la Ilustración. Con esta inauguración, deja planteado los dos grandes caminos que va a tomar la crítica; esto es,  como reflexión acerca de las condiciones de todo conocimiento verdadero, es decir, las condiciones del conocimiento científico y de la verdad (analítica de la verdad) y la crítica como problema acerca de nuestra actualidad (ontología del presente), es decir, como reflexión histórica y política sobre nuestro presente. Según Foucault en nuestros días la decisión filosófica pasa por tomar uno de los dos caminos de la crítica: analítica de la verdad u ontología del presente.

Ahora bien, en este  curso Foucault se preocupa por mostrar el valor del texto de Kant en tanto que inaugural de una tradición filosófica, más que en el análisis del contenido, cuestión que abordará en la conferencia de Berkeley.

En ¿Qué es la Ilustración? (Berkeley) Foucault analiza a la Ilustración en el marco kantiano como la salida del hombre de la minoría de edad y pone el énfasis en que el hombre es responsable de su estado de minoría de edad, por eso dice:

“Por tanto, hay que suponer que no podrá salir de ese estado si no es por un cambio que él mismo ha de efectuar sobre sí mismo” (Foucault, 2006: 75)

Por lo que para Foucault lo que Kant está descubriendo es a la vez un proceso por el que la humanidad está transitando y un acto de coraje a efectuar personalmente. Esto lleva a pensar el problema de si la Ilustración es un proceso histórico (político) de todos los hombres o es un cambio que afecta al sujeto individual.

La lectura que Foucault hace del texto de Kant parece mostrar que hay un doble sentido. Aquí es donde nos gustaría poner más atención ya que Foucault establece que para salir de la minoría de edad Kant plantea condiciones que son espirituales y políticas. La condición espiritual tiene que ver con que el sujeto comprenda y distinga claramente lo que corresponde a la obediencia y lo que corresponde al uso de la razón. Para esto, Kant establece la distinción entre uso público y uso privado de la razón. El hombre hace “uso privado de la razón” cuando es pieza de una máquina, cuando tiene un papel que representar ante la sociedad, como funcionario. Kant no pide según Foucault, una obediencia ciega sino que se haga un uso de la razón adaptado a las circunstancias. Por otra parte, el hombre hace “uso público de la razón” cuando razona en tanto ser razonable, cuando se razona como miembro de la humanidad. Un hombre es ilustrado cuando es capaz de comprender esta diferencia y de atreverse a pensar dentro de estos límites. Esta condición está relacionada a su vez con un asunto político ya que la Ilustración no debe ser concebida sólo como un proceso individual. Para ello debe pensarse, y Foucault cree que Kant lo hace, en un sistema de gobierno que permita y no limite el uso público de la razón para que de esa forma las personas obedezcan. W. Euchner (1974) caracteriza al sistema político planteado por Kant como un republicanismo asociado a la libertad e igualdad cívicas de las cuales se deriva el principio de no obedecer ninguna otra ley externa que aquellas a las que he podido dar mi consenso. El uso público de la razón es garantía de obediencia. Es en esta relación entre el uso de la razón y la obediencia donde Foucault encuentra la relación entre Crítica e Ilustración ya que:

“Efectivamente, describe la Aufklärung como el momento en que la humanidad va a hacer uso de su propia razón, sin someterse a ninguna autoridad; ahora bien, es precisamente en ese momento cuando la Crítica es necesaria, pues tiene como papel definir las condiciones bajo las cuales el uso de la razón es legítimo para determinar lo que se puede conocer, lo que se debe hacer y lo que cabe esperar.” (Foucault, 2006: 79)

De este modo podemos ver cómo en el primer curso que Foucault realiza sobre la Ilustración se muestra a la “analítica de la verdad” y la “ontología del presente” como dos caminos filosóficos independientes, pero que en la conferencia de Berkeley se manifiestan como un sistema, ya que va a sostener que la Crítica es el libro de a bordo de la Ilustración.

De todos modos lo que interesa resaltar a partir de esta lectura es que Foucault observa ciertos aspectos, ciertas condiciones espirituales para el acceso al conocimiento. El tránsito, la salida de la auto culpable minoría de edad es un acontecimiento voluntario, y que implica coraje por parte del sujeto. Implica también ser consciente de los límites del uso de la razón. Elemento con el que el sujeto no nace, por lo cual parece inexacto catalogar a Kant como un filósofo que aniquiló las condiciones de espiritualidad, cuando el propio Foucault establece que según él, la salida de la minoría de edad es un proceso voluntario y audaz.

Para finalizar Foucault entiende que la Ilustración está asociada con un nuevo tipo de interrogación filosófica que problematiza la relación con el presente, el modo de ser histórico, y nuestro modo de ser autónomos. En este sentido, lo que nos mantiene unidos a la Ilustración es la crítica permanente de nuestro ser histórico. Esta es la labor filosófica por excelencia para Foucault y que entiende que inauguró Kant. Para Foucault el rescate de Kant en tanto filósofo de la crítica pasa porque ella misma adquiera otro carácter:

“La crítica es, ciertamente, el análisis de los límites y la reflexión sobre ellos. Pero si la cuestión kantiana era saber los límites que el conocimiento debía renunciar a franquear, me parece que hoy la cuestión crítica debe ser convertida en cuestión positiva: lo que nos es dado como universal, necesario, obligatorio, ¿en qué medida es singular, contingente y debido a constricciones arbitrarias? En suma, se trata de transformar la crítica ejercida bajo la forma de la limitación necesaria en una crítica práctica bajo la forma de la transgresión [franchissement] posible” (Foucault, 2006: 91)

Este cambio en parte se explica en la medida que la crítica kantiana está asociada con una visión positiva de la ciencia. Sin embargo a partir del siglo XIX la crítica, tal como establece F. Vázquez García (1993) toma un rumbo nuevo, ya que la racionalidad científica y técnica deja de ser baluarte de la crítica para cristalizar en nuevas formas de control, nuevas formas de gobierno, nuevas servidumbres.

La ontología del presente para Foucault debe buscar desarticular lo que aparece como necesario e inmutable para así poder pensar formas de transgresión. La crítica que en Kant asume rasgos negativos al mostrar los límites que la razón no puede franquear, en Foucault permite desde la desarticulación de lo necesario -al mostrarlo como contingente-, pensar otras contingencias posibles. Pensar la posibilidad de no ser y pensar lo que somos. Esta actitud crítica o “ethos filosófico” es un trabajo que el hombre debe hacer consigo mismo:

“Yo caracterizaría, pues, el ethos filosófico propio de la ontología crítica de nosotros mismos como una prueba histórico-práctica de los límites que podemos franquear y, por tanto, como un trabajo nuestro sobre nosotros mismos en tanto seres libres.” (Foucault, 2006: 93)

Es decir que la Ilustración tal como la entiende Foucault es más que un cuerpo de valores, o un proceso histórico particular; es una forma de vida, un estilo de existencia, un modo de interrogación sobre el modo en que gobernamos nuestra propia vida. Este modo de pensar las condiciones de existencia presente es el que Foucault entiende que no ha perdido vigencia y tiene su origen aunque de un modo distinto en Kant.

 

Consideraciones finales

En términos generales se puede establecer que la espiritualidad en Kant, tomando tanto los textos políticos como los de la Crítica, asocia el trabajo crítico (en términos de la analítica de la verdad) con la Ilustración. Es decir que un sujeto no es de por sí apto para el acceso a la verdad ya que debe entender no sólo los límites trascendentales, teóricos de la empresa de conocimiento, sino sobre todo los límites institucionales en el marco del cual se realiza la crítica. Esto garantiza la institucionalidad, sin la cual no habría libertad, autonomía posible. Lo que rescata Foucault de Kant en estos textos es la existencia de una actitud ético - política asociada al acceso al conocimiento. De modo que este análisis nos permite pensar la crítica como un impulso del sujeto al saber, y por tanto como una actitud espiritual. En lo que parece disentir es en el contenido de esa actitud que en Kant está asociada a la obediencia institucional[4] y en Foucault a modos de transgresión. Mientras que para Kant la actitud crítica, ilustrada debe pensarse como docilidad reflexiva, para Foucault la misma debe concebirse, tal como lo expresa en “Ilustración y crítica”, como indocilidad reflexiva.

Por último, estos textos donde Foucault analiza el pensamiento kantiano en términos de Ilustración, sirven para reflexionar sobre la relación sujeto-institución en el marco de la Educación. Es decir; ¿cómo puede pensarse la crítica, el salto, el coraje de saber en las instituciones educativas? A la hora de concebir sujetos críticos (categoría que hoy en día se usa en un sentido tan amplio que termina por no significar nada) este análisis foucaultiano nos ayuda a pensar la crítica desde dos perspectivas. En un sentido propiamente kantiano, que limite negativamente el uso de la razón en la medida que este uso entre en conflicto con el sujeto como elemento de un engranaje social. Esto contribuye entonces a comprender la crítica, la Ilustración en términos de docilidad reflexiva y por ende contribuir a la criticidad es contribuir a la comprensión y aceptación racional de los límites sociales en el marco de los cuales cualquier crítica es posible. La otra perspectiva sería concebir la crítica en términos de “transgresión”, en términos de indocilidad reflexiva. Esto podría dar lugar a pensar los sujetos de la educación como sujetos y objetos de crítica de sus propias prácticas educativas y de los modos institucionales. Esta concepción de la crítica concibe los límites del conocimiento en la medida que desarticula el carácter absoluto de las verdades al mostrarlas en su carácter histórico eventual. Ello implicaría pensar formas de transgresión a la institucionalidad educativa, en el marco del cual la propia crítica es posible. A su vez esta crítica implicaría, como Foucault lo muestra en la última parte de su obra, investigar los acontecimientos históricos que nos han llevado a constituirnos como sujetos. De este modo, transgredir, tener actitud crítica, implica la posibilidad de pensarnos de otro modo como sujetos en el marco educativo, para lo cual evidentemente, el análisis de las condiciones históricas que nos han constituido tal como somos actualmente tanto en el marco social como institucional es una tarea necesaria.

 

Referencias bibliográficas

·         Euchner, W.; Kant como filósofo del progreso político. En Gerresheim, E.; (Ed) Immanuel Kant 1724/1974. Kant como pensador político. Bonn, Ed. Inter Nationes, 1974.

·         Kant, I.; Antropología en sentido pragmático. Madrid, Ed. Alianza, 1991.

·         Kant, I.; Filosofía de la Historia. México, Ed. F.C.E., 1978.

·         Foucault, M.; Sobre la Ilustración. Madrid, Ed. Tecnos, 2006.

·         Foucault, M.; Saber y Verdad. Madrid, Ed. La Piqueta, 1991.

·         Foucault, M.; La hermenéutica del sujeto. Bs. As., Ed. F.C.E., 2006.

·         Vázquez García, F.; Nuestro más actual pasado: Foucault y la Ilustración. En Daimon Revista de Filosofía, Nº7, 1993

 


[1] Álvaro Rodríguez Ruíz Díaz, docente de filosofía (IPA: 2000), estudiante avanzado de la Licenciatura en Ciencias de la Educación,  integrante del euipo de investigación del Dpto. de Historia y Filosofía de la Educación (FHCE, UDELAR).

[2] Las negritas son nuestras.

[3] Nos referiremos con el término Crítica (con mayúscula), a las tres obras de Kant que constituyen el corpus de su filosofía crítica. Mientras que con el término en minúscula a la actitud crítica tal como se entiende comúnmente.

[4] Una muestra de ello es lo que Kant expresa en “Antropología en sentido pragmático”

“ Un entendimiento meramente justo y recto se limitará a sí mismo respecto de la extensión del saber que se le exija, y el dotado con él procederá modestamente” (Kant; 1991: 111)




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FERMENTARIO - Departamento de Historia y Filosofí­a de la Educación. Instituto de Educación. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad de la República. Uruguay. ISSN 1688-6151

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