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¿Por qué leemos en todas partes que la Nutella provoca cáncer? Historia de un ‘teléfono escacharrado’

Muchas de las informaciones que más nos impactan son matizables, aunque puedan tener algo de verdad. Una guía para enfrentarse a estos titulares y a tantos otros que circulan por la Red

Desde principios de enero, muchos medios se han hecho eco de una noticia de gran contundencia: la Nutella provoca cáncer. No es la primera vez que nos encontramos ante un titular de apariencia tan incontestable, pero ¿cuánto tienen de verdad? Esta cuestión se la ha preguntado en su página web Beatriz Robles, tecnóloga de los alimentos y experta en seguridad alimentaria, que matiza esta información para que podamos tomar decisiones acertadas y, de paso, nos invita a dudar de cualquier alarma de este tipo que se propague por la Red. "En un momento de sobredosis de información parece que solo los titulares más sensacionalistas pueden superar el filtro de unos usuarios hambrientos de noticias resumidas en 140 caracteres", se lamenta. Siguiendo su estela, hemos elaborado esta guía para conocer qué pasa realmente con la Nutella, si podemos seguir consumiéndola, si debemos desterrarla definitivamente de nuestra despensa, o incluso acompañarla en el exilio con muchos otros productos que forman parte de nuestra compra habitual.

¿De dónde sale esta noticia?

Ante un informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que considera a los derivados del glycidol como tóxicos y posiblemente cancerígenos, la agencia de noticias francesa Reuters publicó el 11 de enero una información en la que la empresa Ferrero (fabricante de Nutella) defendía el uso de aceite de palma en su producto y aseguraba que los componentes de su producto no provocan cáncer y el aceite de palma es inocuo desde el punto de vista alimentario. Además, la empresa ha sacado en Italia una campaña por su 70 aniversario en la que enfatiza la salubridad de la Nutella.

¿Provoca cáncer?

La respuesta no es rotunda: para Helle Knutsen, jefa del Panel de Contaminantes de la Cadena Alimentaria de la EFSA, "no se puede establecer un nivel de ingesta seguro para estos ésteres". Por ahora, este compuesto no forma parte de la lista de ingredientes cancerígenos de la OMS y ni la Unión Europea ni otros organismos nacionales de salud han prohibido su uso o recomendado excluirlo de la dieta. Lo único que afirma la EFSA es que el aceite de palma contiene ésteres gliciril de ácidos grasos (GE) que, procesados a cierta más de 200º, dan lugar a un compuesto tóxico y cancerígeno: el glycidol. 

Sin embargo, Ferrero, la empresa que fabrica Nutella, ha declarado a ABCnews que “cuando el aceite de palma producido y procesado para reducir la presencia de estos contaminantes es refinado correctamente, contiene un nivel más bajo de contaminantes que otros aceites vegetales que se tratan a temperaturas excesivas", nos cuenta Robles, que defiende que, aunque no debemos creernos las declaraciones de una empresa (la mueven claros intereses comerciales, que en ocasiones no tienen por qué ir de la mano con intereses en la salud), una noticia debe dar toda la información: "Generalmente no se contextualiza cuando se difunden estas noticias porque perderían gran parte del impacto, que es precisamente lo que se busca".

Para enfrentarnos a un titular de estas características, como ya ha pasado con la relación entre el cáncer y el consumo de carnes procesadas, como el beicon, es necesario entender qué significa que un compuesto aumenta el riesgo de padecer cáncer. "El riesgo absoluto de desarrollar una enfermedad son las posibilidades que tiene una persona de contraerla a lo largo de toda su vida dentro de su grupo de referencia; y riesgo el relativo nos dice cuántas veces más tiende a experimentar la enfermedad el grupo de personas expuestas al agente".

Y aporta un ejemplo calificador: "Si un titular dice que comer, hacer o exponerse a algo aumenta un 71% de riesgo de sufrir cáncer, ¿significa que tienen 71 posibilidades sobre 100 de sufrirlo? "No. Lo que quiere decir es que si dentro de su grupo de referencia tenía un 12,5% de posibilidades, al exponerse al agente cancerígeno, esta probabilidad aumentará hasta 21,38% (se incrementa en un 71%)".

Es decir, suponiendo que los compuestos contaminantes que aparecen en el procesado del aceite de palma probasen una relación directa con el riesgo de desarrollar un cáncer en un porcentaje determinado, este sería un riesgo relativo: incrementaría las posibilidades de desarrollar ese cáncer entre las personas que ya tuviesen ese riesgo y se expongan al agente. Aunque la información que recogían los medios escondía algo de verdad, de ahí a la Nutella provoca cáncer hay un camino muy largo.

¿Este es su único peligro?

No. La Nutella es una bomba nutricional, y no especialmente por el glycidol. Según Robles, el aceite de palma "contiene aproximandamente un 50% de ácidos grasos saturados". El informe de la EFSA considera que para una dieta saludable, la ingesta de estas grasas debería hacerse de una manera muy controlada. La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, aconseja limitar su consumo al 30% de la ingesta calórica diaria y recomienda que estas sean insaturadas (aceite de pescado, aguacate, frutos secos o aceite de oliva) en lugar de saturadas (carne grasa, mantequilla, aceite de palma y de coco); también afirma que el riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles disminuye al reducir el consumo de estas últimas a menos del 10%; por último, la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) en su Consenso sobre las grasas y aceites, sugiere sustituir ácidos grasos saturados por ácidos grasos mono o poliinsaturados.

Aunque según contó a BUENAVIDA Elisa Blázquez, nutricionista de la Clínica Medicina Integrativa y autora del libro Dieta Integrativa, este tipo de grasa es menos perjudicial que las llamadas grasas hidrogenadas o trans (que aumentan en mayor medida los niveles de colesterol), es preferible consumir alimentos que contengan aceite de oliva virgen: "Disminuir el exceso de grasa saturada en nuestra dieta y aumentar el consumo de grasa polinsaturada, principalmente grasa omega 3, ayuda a reducir la inflamación y mejorar la salud cardiovascular. No obstante, el aceite de palma tomado con moderación es más adecuado que cualquier grasa hidrogenada".

Pero la Nutella no está hecha únicamente de aceite de palma. Un bote de 440 gramos de esta crema contiene 249 gramos de azúcar, más de la mitad de su contenido total. La OMS recomienda un consumo máximo de 25 gramos diarios de este nutriente y en España casi triplicamos esta recomendación: 70,1 gramos, según Euromonitor. “El consumo excesivo se asocia al riesgo de padecer sobrepeso y obesidad –los hidratos de carbono que consumimos de más, y por tanto no quemamos, se convierten en grasa en nuestro organismo– y a la diabetes: una vez más, en exceso, el azúcar promueve elevados niveles de glucosa en sangre, que a su vez propician altos niveles de insulina encargada de retirar el azúcar en la sangre. Con el tiempo, el organismo puede acostumbrarse a esos elevados niveles de insulina, volviéndose en última instancia resistente a la misma, lo que se denomina diabetes tipo II”, nos contaba Bittor Rodríguez, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, investigador de la Facultad de Farmacia de la Universidad del País Vasco y presidente de la Sociedad Española de Dietética y Nutrición (SEDYN).

¿Es el único producto con este aceite?

El aceite de palma es empleado ampliamente para la conservación de muchos productos de panadería, bollería o comida preparada. "Simplemente echa un vistazo la próxima vez que vayas al supermercado. No hace falta que busques mucho. Puedes coger aleatoriamente una margarina, pan de molde, biscotes, galletas, postres lácteos y todo tipo de alimentos infantiles", cuenta Robles.

La recomendación de los organismos internacionales, que han llevado a que, en EE UU, la Agencia de Alimentos y Medicamentos prohibiera las grasas trans, propicia un entorno en el que proliferan otras como el aceite de palma.

Según datos de la FAO que incluye en su artículo la tecnóloga de los alimentos, la compra de aceite de palma en EE UU en el año 2013 (último dato disponible) había multiplicado por ocho la cantidad adquirida en el año 2000. La misma comparación en España: en el año 2000 se compraron 144.512 toneladas y en 2013 subió hasta 902.789 toneladas, seis veces más. Así que, en un paseo por el supermercado nos damos cuenta de que la Nutella es únicamente la cabeza de turco de esta cruzada.

¿Puedo seguir tomándola?

Aquí hay que tener en cuenta todas las variables, pero ninguna fuente de referencia ha considerado, hasta el momento, que el aceite de palma esté relacionado con el cáncer: "Los organismos internacionales expertos en materia de salud pública y seguridad alimentaria (OMS, FDA o la EFSA, autoridad responsable del estudio que ha dado lugar a la polémica) no han establecido ninguna prohibición a la comercialización y consumo de productos que contengan aceite de palma. La nota de la EFSA señala que será la Comisión Europea y los Estados Miembros los que decidan, basándose en este informe, cómo deben manejar los riesgos potenciales que la exposición a estos compuestos supone para los consumidores", explica Robles.

¿Qué hago para que no me engañen la próxima vez?

¿Podemos sacar alguna enseñanza de este malentendido? Aprovechemos este titular alarmista para aprender a hacer una lectura más realista de las noticias en los medios. Beatriz Robles nos da algunas claves para que la próxima vez, no nos la cuelen:

1. Saber qué medio que lo publica: Un estudio puede ser igual de verdadero si lo publica un pequeño blog o el The New York Times, pero si algo muy extraordinario está en el primero y no en el segundo, habría que sospechar, publicaba BUENAVIDA, basándose en recomendaciones de la revista Science para interpretar correctamente una noticia científica.

2. No quedarnos en el titular o en el tweet: "Vivimos saturados de información, y es imposible pararse a leerlos en profundidad. Nos quedamos en la parte de la noticia que aparece en Facebook o Twitter, pero no pinchamos para leer el contenido", dice Beatriz Robles. Como ya contábamos, conviene leer el texto entero de un artículo antes de hacerse una opinión sobre algo.

3. Buscar la fuente: "Si la noticia menciona la fuente original, asegúrate de que ese organismo es real. No vale que nombre una aparentemente prestigiosísima institución…que no existe. Pero ¿cómo saber qué organizaciones tienen autoridad? Todos los organismos reconocidos internacionalmente (OMS, ONU…), las agencias de seguridad alimentaria de los distintos países y territorios (EFSA, FDA, FSA, AECOSAN…), universidades reconocidas (no vale la Facultad de Medicina Natural de la Universidad de Gotham)… Si en lugar de citar organismos cita a expertos, haz una búsqueda para ver si realmente lo son".

4. Desconfiar si la noticia habla de un producto en concreto: "Atribuir la noticia a una marca conocida hace el titular mucho más potente. No es lo mismo 'La Nutella puede provocar cáncer' que 'Los contaminantes que aparecen en el procesado del aceite de palma pueden provocar cáncer".

5. Sospechar más cuanto mayor es la alarma: "¿Demasiado impactante? Duda".

6. Cultivar el espíritu crítico y el escepticismo: "Para poder ejecutar los pasos anteriores primero tienes que dudar. Duda de lo que te parezca impactante. Duda de la primera impresión que te deje un titular. Duda de las palabras pseudocientíficas que pueden abrumarte en un primer vistazo. No dejes que te despisten".

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