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EL LIBERAL . Padre Koffi Gilbert

¿De qué nos libera Jesús?

12/11/2016 22:38 Padre Koffi Gilbert
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¿De qué nos libera Jesús? ¿De qué nos libera Jesús?

M uchos hablan de la liberación y mi pregunta es ¿de qué nos libera Jesús?, porque hoy hay muchas cosas que se dicen. ¿Por el hecho de qué nos salva Jesucristo? Por la realización de su propia vida que vino a vivir entre nosotros. Por su predicación que es la luz y fuerza, revelación de una realidad superior e invitación a la conversión sincera.

Jesús libera al hombre de su profunda incapacidad para lograr la realización de sus deseos más profundos y podemos mirar todo lo que hizo Jesús y decir “nosotros queremos entrar en ese espíritu”. Todo hombre que conozca a Dios y se dé cuenta de haberlo ofendido, encuentra en la necesidad del perdón de Jesús, la liberación para sacar todo lo que hay dentro de nosotros. Por eso podemos alegrarnos de todo lo que vivimos, de nuestra relación con él. Esa es la liberación verdadera del pecado.

Cristo ha venido para salvar, para hacer de nosotros hombres y mujeres libres. Jesús libera al hombre de su falsa autosuficiencia. Despierta en nosotros el sentido de los valores superiores, y en referencia inmediata a Dios. Nos invita al desprendimiento de una confianza. Entonces, podemos llegar a liberarnos cuando hay una confianza en él. Jesucristo libera al hombre de la falta de confianza en Dios. Dios siempre está de nuestro lado para darnos felicidad y la verdadera felicidad es estar con él. Jesús mismo vive esa confianza en Dios, pues la practica hasta la cruz que es precisamente la prueba más dura para la confianza en Dios.

Jesús está también de una manera para liberarnos de muchas cosas. Cuando miramos que Jesús ha dado de comer, nos libera del hambre, de la sed, de la enfermedad, la miseria y la pobreza.

Y en el Padrenuestro el sacerdote dice palabras que pueden ayudarnos para entrar en la liberación total: “Líbranos de todo mal, Señor” y “concédenos la paz en nuestros días para que ayudado por tu misericordia vivamos siempre libre de pecados y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la venida de nuestro salvador Jesucristo”.

Entonces el pueblo responde: “Tuyo es el reino, tuyo es el poder y la gloria, por siempre Señor”. Hay una liberación que puede venir de las relaciones.

Toda acción con miras a suprimir el hambre, la enfermedad o la miseria, son conceptos que se practican de la caridad que Cristo enseña. Cristo enseña a vivir la caridad para liberarnos de esas cosas.

Al tomar conciencia de los derechos que pertenecen a su dignidad de persona humana, el hombre comprueba que un campo de liberación, entre los más importantes, es el de las servidumbres que impone un legalismo exagerado.

Hoy, en nuestra Iglesia podemos vivir ese legalismo como los fariseos, pero Jesús ha venido para dar sentimiento a todo lo que es ley. Si la ley no permite vivir con libertad, no es una ley. Y Jesús dijo: “Incluso el sábado está hecho para el hombre; y es el sábado el día en que el hombre debe estar libre para honrar a Dios con un culto público”.

La ley suprema que Cristo nos ha revelado es la de su Espíritu, que nos comunica para vivir conforme a su mensaje evangélico.

Cristo vino a liberarnos de esa última insuficiencia, que quiere decir falta de felicidad y caridad. él prometió hacernos participantes en el don de la plenitud que él mismo recibió en su vida gloriosa. Ese don nos coloca en un tiempo en el cual nos eligió. Entonces, debemos vivir la verdadera ley, la ley de amor, para liberarnos de muchas ataduras.

Y podemos ver el mensaje de Cristo que está en el Evangelio Lucas 4, 18: “El Espíritu del Señor es sobre mí, por cuanto me ha ungido para predicar el evangelio a los pobres; me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón; para pregonar a los cautivos libertad, y a los ciegos vista; para poner en libertad a los quebrantados”. Y Jesús dirá: “hoy se cumplen estas palabras proféticas”.

Hoy hablamos de muchas cosas, de liberación, pero cada uno puede ver qué quiere que Jesús libere en su vida, y tiene adentro de su corazón. Quizás puede vivir angustia, tristeza, depresión, heridas, pero todos son problemas de relación, de vida concreta.

Cristo sigue siendo el mismo y quiere tocarnos, quiere liberarnos para desahogar nuestra vida, solucionar nuestros problemas cuando vivimos esta confianza en él. Los tropiezos, fracasos, adicciones y también crisis matrimoniales… de todas las decepciones y de todo lo que podemos pensar o practicar la brujería y el curanderismo… nos libera si consideramos el poder del amor de Jesús.

Que con la gracia de Dios, Jesús nos libere para ser hombres y mujeres libres para dar testimonio como hicieron los discípulos, y salir de nuestros miedos y fracasos. Después de Pentecostés han salido liberados de todo lo que pudo ser obstáculos.

Hoy la Iglesia necesita esos testimonios. Dios está vivo y está para liberarnos y no dejarnos engañar con todo lo que hay, porque hay muchas ofertas para liberar. Pero la verdadera liberación viene de Cristo.

Que nuestra Madre nos ayude con su intersección para liberarnos de todas las ataduras.

Amén.

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