yesca


También se encuentra en: Sinónimos.
Búsquedas relacionadas con yesca: pedernal

yesca

(Del lat. esca, alimento.)
1. s. f. Materia tratada para que resulte muy seca e inflamable a fin de que la chispa prenda con rapidez en ella preparamos una yesca con trapos quemados.
2. Cosa que está muy seca y arde con facilidad.
3. Cosa o hecho que puede provocar pasiones o enfrentamientos los malos tratos fueron la yesca de su separación.
4. Cualquier cosa que provoca ganas de beber, en especial de beber vino.
5. s. f. pl. Conjunto formado por esta materia seca, eslabón y pedernal.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

yesca

 
f. Materia seca y muy inflamable preparada gralte. con la pulpa de un hongo (Polyporus fomentarius) y también con cardo o trapos quemados.
fig.Lo que está sumamente seco y dispuesto a encenderse.
pl. Lumbre.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.
Sinónimos
Traducciones

yesca

tinder, fuel

yesca

amadou

yesca

esca

yesca

SF
1. (= materia inflamable) → tinder (Cono Sur) (= piedra) → flint
caja de yescatinderbox
arder como si fuera yescato burn like tinder
2. (fig) (= pábulo) → fuel; (= situación) → inflammable situation; (= grupo) → group which is easily inflamed
3. (fig) (Culin) → thirst-making food
4. (Andes) (Fin) → debt
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
Ejemplos ?
CENTURIÓN Y usté tamién ño Baliente, con su peso y con su calma da caídas que van al alma ¡y queman como aguardiente! BALIENTE Alcance de aquel montón charamujas pa quemar, verá en un rato chispiar como yesca este fogón.
Un sol que rajaba; las doce del día, un viento algo suave, pero suficiente para avivar la llamarada y ayudarla a correr ligero, por el pasto hecho yesca y por el calor de la atmósfera.
— Ya no quiero el caramillo ni las vacas ni corderos ni los sayos domingueros ni el capote de pardillo. Ni quiero ya çurroncillo ni cotral ni yesca ni pedernal.
Tomó su chisque la Discordia al punto y sobre el pedernal chiscó lüego, puso la yesca la Soberbia junto y en un instante prendió vivo el fuego.
Una yesca encendía el fraile en tanto, y el pedernal con lumbre brilladora a la criada al entrar dio tal espanto que, volviéndose, dijo a su señora: -¡ Ay, que es su aquél como un brazo de santo!
Lucero, pan y condío, espiguina de carne de mis eras, suerbe p'adrento remetiendo juncia, larga chupones atizando yesca pa que aluego, cuando mozo, naide te moje la oreja.
Si al tratarlo se refresca aquel deseo encendido, el día aquel nacido que atrás dejé de mí la mejor parte, y se va Amor por dilatado olvido, ¿qué me lleva a la yesca, con que mi mal se engresca?
En aquella rebotica, donde, según los autorizados informes de Jacoba de Alberte, no entraba nunca persona humana, solía hacer tertulia a don Custodio las más noches un canónigo de la Santa Metropolitana Iglesia, compañero de estudios del farmacéutico, hombre ya maduro, sequito como un pedazo de yesca, risueño, gran tomador de tabaco.
En la esquina, detrás de la puerta, unos borceguíes de clavos relucientes estaban colocados sobre la piedra del lavadero, cerca de una botella llena de aceite que llevaba una pluma en su gollete; había un Mathieu Laensberg(4) tirado en la chimenea polvorienta, entre pedernales, cabos de vela y pedazos de yesca.
Después de mujer maldita, hábito de Santa Rita. No esta el horno para pasteles No hay más yesca que la que arde. Vanidad y pobreza, todo en una pieza.
Los nuestros entre tanto habían dispuesto las trampas dentro de la honda fosa: haces de leña y ramas habían puesto rodeados de mucha pez viscosa (aunque de un margen hasta el otro opuesto no cupiese en la cava ya más cosa, ninguna se adivina en aquel nido) y un sin fin de tinajas escondido; unas llenas de azufre, otras de aceite o de salitre o yesca de esta clase.
Las tabernas estaban casi solitarias, y sus dueñas o dueños colocaban en orden sobre los limpísimos mostradores la reluciente cristalería; regaban el suelo y colocaban a la vista del transeúnte algunas macetas que daban a los establecimientos sumidos en húmedas penumbras aspecto de oasis y de refrigerantes refugios en las horas en que el sol parece querer hacerlo todo yesca bajo sus implacables rayos.