Salud Mental

Cómo saber si realmente te conviene la terapia

Ya has tomado la decisión de acudir a un especialista de la salud mental, pero puede que ese profesional no sea el ideal para ti.
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Imagen: 'El indomable Will Hunting' (Gus Van Sant, 1998)

Decidir ir a terapia es el mayor paso que puedes dar para cuidar de tu salud mental. Es la puerta a estar mejor y a gestionar la vida de una manera más provechosa. Pero también hay que identificar las señales que nos dicen que deberíamos dejar la terapia.

De acuerdo a Business Insider, que se ha puesto en contacto con la coach Cherlyn Chong, si tu terapeuta no encaja contigo, el tratamiento no sería efectivo. Pero “no es que la terapia en sí no funcione, sino que tú no obtendrás el resultado que esperas”.

Para ayudarnos a discernir si estamos en un círculo vicioso de sesiones vacías, han identificado las seis claves que indican que deberías dejar la terapia.

1. El terapeuta sabe un poco de todo pero mucho de nada

Algunos terapeutas son psicólogos generales, que tienen una visión amplia, mientras que otros están especializados en problemas concretos. En general, los primeros son muy convenientes si lo que necesitas es simplemente poner un poco de orden en tu vida e identificar aquello que te está complicando la cabeza. Pero, si tienes un problema concreto y claramente definido, probablemente te convendría acercarte a un psicólogo especializado, que tendrá más experiencia y conocimientos en tu complicación particular.

2. Las sesiones no te bastan

La mayoría de terapeutas fijan un tiempo de una hora a la semana para la sesión. Muchas veces este tiempo es adecuado y suficiente para el paciente. Otras, sentirá que sale de la consulta casi peor de lo que ha entrado.

Si tienes la sensación de que con una hora a la semana no te basta, huye. Chong compara esta situación con poner una tirita sobre una úlcera sangrante.

“El problema nunca se resuelve de verdad, porque están basados en el tiempo de la sesión y no en los resultados. El paciente piensa que, como se sienten bien después, el problema ya no está”.

Si te sientes identificado con este perfil, puede que te convenga más acercarte a un psicólogo que esté disponible a través del teléfono en horas adicionales.

3. No eres capaz de aplicar lo que aprendes

Una terapia es un proceso que suele durar meses, y caemos en la tentación de convertir esa hora semanal en un mundo ajeno a nuestra vida diaria. Pero, por supuesto, no tiene ningún sentido acudir a la consulta de un especialista si no es para aplicar lo que aprendemos en la sesión.

“La mente humana está diseñada para autosabotearse. La terapia necesita tener en cuenta el sabotaje y acabar con el problema de raíz y, por supuesto, dar unos pasos concretos a seguir”

4. Lo único que has aprendido es la impotencia

Esto sucede cuando se junta un terapeuta “vago” con un cliente comodón. El cliente se puede hacer adicto a la terapia, igual que si fuera una amistad tóxica. Si tú llevas años yendo a terapia y no ves resultados tangibles, puede que sea tu caso.

La impotencia viene del momento en que tu terapeuta deja de enseñarte a luchar contra un problema (por ejemplo, la ansiedad) y te intenta enseñar a vivir con él. Si tus sesiones te han servido para perder la esperanza y asumir la impotencia, es que no son para ti.

5. El terapeuta se olvida de quién eres

Esto puede pasar especialmente con los terapeutas públicos o con los privados que admiten demasiados clientes. Tienen tantos nombres diferentes que se olvidan de tu historia y te encuentras repitiéndosela cada vez que llegas a la sesión. Es algo muy humano y, probablemente, no culpa suya, pero es señal de que difícilmente te van a tratar bien.

6. Hablar no te ayuda

A algunas personas les sienta bien desahogarse hablando durante una hora, pero a otras eso no les sale. El terapeuta tiene que estar dispuesto a adaptarse a tu forma de ser y a entender que los métodos que funcionan con un paciente no van necesariamente a hacerlo con todos.

“He tenido terapeutas que eran así. Incluso aunque les dije que no me funcionaba, insistieron y me hicieron hacer pensar que estaba siendo una vaga”.

Un terapeuta efectivo sabrá desarrollar sistemas alternativos con los que te sientas cómodo y que no conviertan el proceso en un infierno.

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