vivaz


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vivaz

(Del lat. vivax, -acis.)
1. adj. Que es eficaz y vigoroso es un remedio casero, pero vivaz contra las picaduras de insecto.
2. Que comprende las cosas con rapidez enseguida recuperó el curso perdido porque es un chico muy vivaz. agudo
3. Que muestra vivacidad o viveza sus vivaces ojos hablan por ella.
NOTA: En plural: vivaces
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

vivaz

 
adj. Que vive mucho tiempo.
Eficaz y vigoroso.
Agudo, perspicaz.
bot. Díc. de la planta cuyos órganos aéreos son anuales y cuyas raíces viven varios años.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

vivaz

(bi'βaθ)
abreviación
1. que muestra gran animación y entusiasmo una mirada vivaz
2. botánica planta que vive más de dos años una planta vivaz
3. que tiene rapidez para comprender las cosas y para actuar un joven vivaz y emprendedor
4. que tiene mucha intensidad o brillo un color vivaz
Kernerman English Multilingual Dictionary © 2006-2013 K Dictionaries Ltd.
Sinónimos

vivaz

Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.
Traducciones

vivaz

活泼

vivaz

活潑

vivaz

livlig

vivaz

livlig

vivaz

ADJ
1. [niño, persona] (= vivo) → lively; (= listo) → keen, sharp
2. (= de larga vida) → long-lived; (= duradero) → enduring, lasting (Bot) → perennial
3. (= vigoroso) → vigorous
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
Ejemplos ?
El señor Azaña me hizo la mejor impresión: es un hombre de una inteligencia vivaz, de vasta cultura y de una extraordinaria facilidad de expresión.
Así era, Clara poseía la imaginación alegre y vivaz de un niño inocente, un alma de mujer tierna y delicada, y una inteligencia penetrante y lúcida.
Nos avergonzaría desear una España imperante, tanto como no querer imperiosamente una España en buena salud, nada más que una España vertebrada y en pie. Para este acto de incorporarse, necesita la España vivaz una ideología política muy clara y plenamente actual.
Por liberalismo no podemos entender otra cosa sino aquella emoción radical, vivaz siempre en la historia, que tiende a excluir del Estado toda influencia que no sea meramente humana, y espera siempre, y en todo orden, de nuevas formas sociales, mayor bien que de las pretéritas y heredadas.
Como si en su espíritu combatieran dos sentimientos contrarios acerca de las cosas que lo rodean, a ratos la reposada altivez de su rostro se anima con la expresión de entusiasmo y le brilla la mirada vivaz de la contemplación del pasaje Cuento anecdótico.
Estar detraquée no es sólo tener los sesos barajados, sino algo peor: albergar un germen de perversión en el alma, un germencito que se desarrolla vivaz e invasor a la primera ocasión favorable.
Y el viejo se acostumbró a la presencia de Ignacia a la hora del café, a su pico fresco y vivaz, a sus entrometimientos de mal tono, pero chuscos y divertidos.
Sobre los hechos, la esponja había pasado, desvaneciendo las tintas más vivas, borrando y confundiendo la serie de las reminiscencias, llevándose lo vivaz, lo ardoroso..., pero dejando lo que está más adentro de la superficie, lo que ya se ha incorporado al alma, a su substancia inmortal.
algo bulle cantarín, cerca de él un cristalino murmullo le aguza el oído con quedo arrullo; de entre una roca brota un saltarín manantial alegre y vivaz sin fin; al fresco arroyo va inmediatamente y extingue el fuego de su cuerpo ardiente.
Soldado intrépido, escritor de algún brillo, político hábil, hombre de bella y marcial figura, desprendido del dinero, de fácil palabra, de vivaz fantasía, como la generalidad de los bonaerenses, e impetuoso, así en las lides de Marte como en las de Venus, tal fue D.
La conversación, que nunca toma la línea recta para llegar a su meta, había seguido todas las fases de nuestras ideas veinteañeras: unas veces ligera como el humo de nuestros cigarrillos, otras vivaz como la llama del ponche, otras sombría como la sonrisa de aquella máscara de yeso.
El erudito Treves recuerda que el original y vivaz Ludovico Zuccolo informa que “no sólo los consejeros de las cortes o los doctores de las escuelas, sino incluso los barberos y los despreciables artesanos discuten y cuestionan en las tiendas y en las cantinas sobre la razón de Estado, creyendo conocer qué cosas se hacen por la razón de Estado y cuáles no”.