Ojos vivaces

Pero de repente vino una paloma al jardín, voló, se posó en un arbolillo adolescente y contempló al pavo real. Tenía las plumas todas blancas, un pico amarillo, unos ojos tiernos y vivaces; y gritó:
—¿Véis? Yo soy lo mejor. Yo que soy sencilla, amable, tierna y libre, libre.
Y los gorriones añadieron:
—¡Pí, pí, pí! . . . ¡Sí, sí, sí!
Lo mejor, lo más rico, lo más bueno, es la libertad.

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Cuando una vizcacha se acurruca por entre los bloques morrénicos, no se la distingue por el mimetismo de su pelaje. Las vizcachas de grandes ojos vivaces, hurañas, saltan por entre el yerbajo, a la salida del sol; o se espantan, después de husmear al viajero que, por estas tierras hoscas, pedregosas, mustias, manchadas por bermejos líquenes y verdosas talofitas, pasa de vez en cuando.
(Leónidas Castro, Paisajes Natural y Cultural del Perú [Perú, 1971])

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vizcacha. (De or. quechua).
1. f. Roedor de hábitos nocturnos propio de las grandes llanuras, donde construye complejas colonias de cuevas. Su cuerpo es rollizo, la cabeza grande y ancha, mide aproximadamente 80 cm y su coloración es gris oscura, con el vientre blanco. Vive en el Perú, Bolivia, Chile y la Argentina.

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Adolfo Afogutu dijo:

A mí, al margen de cualquier fábula, tal como la prosopopeya que aporta Ludaico, no me extrañaría para nada si alguien me dijese que su perro o su gato tiene ojos vivaces.
Saludos

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