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LA MÁGICA EPIDEMIA DEL CHUNDÚ

Antonio Ramírez*, un ex policía de Palmira (Valle) que llegó en el año 2000 a Mitú en una de las misiones de esa institución, no sabe exactamente qué lo obligó a dejar a un lado su natal población y su profesión para tomar la decisión de vivir definitivamente en el Vaupés.

Redacción El Tiempo
Antonio Ramírez*, un ex policía de Palmira (Valle) que llegó en el año 2000 a Mitú en una de las misiones de esa institución, no sabe exactamente qué lo obligó a dejar a un lado su natal población y su profesión para tomar la decisión de vivir definitivamente en el Vaupés.
Luego de permanecer en Mitú por siete meses, se fue de vacaciones para el Valle y fue allí donde se dio cuenta que no podía estar tranquilo sin ver a Flor*, una indígena tucana de 26 años a la que había conocido semanas antes.
Fue entonces cuando optó por renunciar a la Policía y dedicarle de lleno su vida a Mitú y a la paisana , como le dicen a los que no son blancos o colonos en el Vaupés. Hoy por hoy con Flor ya tiene un hijo de dos años y por ahora no cabe la posibilidad de que se retorne a Palmira.
Yo pienso que fue amor, otros piensan que fue chundú lo que me afectó los sentidos y por eso me quedé , dice con una sonrisa Ramírez.
Como ésta, en Mitú abundan las historias alrededor de aquellos hombres (especialmente soldados y policías) que han decidido quedarse en esta apartada capital, gracias a los poderes naturales que, según la creencia popular, contiene el chundú.
Los payé (médicos tradicionales indígenas) dicen que la materia prima para su preparación se encuentra en lo más espeso de las selvas del Vaupés, pero que son pocos los que realmente saben reconocer la planta cuando la ven.
Eso es una mezcla de siete plantas que según como se prepare sirve para ligar a alguien que se quiere o para alejar a alguien indeseable. En los rebalses de los ríos están las hierbas para los divorcios y en los cerros para atraer a la pareja , explicó Juan Gómez, un payé de Mitú.
Eso es tan poderoso que si apenas se lo untan en la piel al hombre, con eso es suficiente para que él se quede definitivamente , agrega con su acento tucano Gregoria, una joven paisana de 23 años que dice nunca haberlo usado.
Según los payé, el efecto del chundú puede durar hasta tres años si antes no es aplicada una contra que es puesta en los ojos del afectado: Esas hierbas de la contra también se encuentran en el monte -dice un payé- pero si a la persona le arden muchos los ojos es que ya estaba chunduniado, lo mejor es que apenas llegue al Vaupés se aplique la contra .
Según algunas personas, un frasco de chundú puede valer hasta 120 mil pesos, pero siempre es necesario comprar la contra también, que tiene efecto sólo por dos meses: Lo compran mujeres blancas y hombres, lo que pasa es que dicen que las paisanas son las que más lo utilizan , agregó Alfonso Yurá, representante de una comunidad indígena.
Aurora Aristizábal, una comerciante paisa que hace cuatro años vive en Mitú comenta: No sé si es cierto o no, lo que es real es que casi todos los días hay historias diferentes de hombres que se quedan porque resultan enamorados en Mitú. Me parece muy chévere porque si es leyenda o no, se mantiene la magia de la selva colombiana .
TODO ES POSIBLE
Cristian Mogollón es un médico peruano que desde hace varios años es coordinador médico del Hospital San Antonio de Mitú. Su experiencia le dice que, sin lugar a dudas, las plantas tienen un poder medicinal que no se puede obviar: Algunas pueden producir hasta trastorno psicótico como lo hace el Yahé, pero es propio de la cultura indígena y se debe respetar. No sé que tan poderoso puede llegar a ser el chundú, pero muchas cosas se han visto en este planeta y muchas de ellas son desconocidas para la ciencia moderna .
Yo he visto gente que no se cura con los medicamentos que le damos en el hospital pero que lo hace, a veces en forma inexplicable con las hierbas y rezos de los payé , concluye.
* Nombres ficticios
FOTO/Hernando Herrera Estrada
Algunos personas creen que las mujeres paisanas de Mitú quieren casarse con hombres blancos para asegurar un futuro económico al lado de ellos.
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