Las personas de buen corazón tienen claras las prioridades

La bondad no es pasiva ni conformista. Las personas que se guían por el buen corazón son activas a la hora de defender lo que consideran noble, actúan ante las injusticias y rara vez se cansan de dar lo mejor de ellas mismas en cada momento y circunstancia.
Las personas de buen corazón tienen claras las prioridades
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 15 diciembre, 2021

Si algo define a las personas de buen corazón es tener siempre claras sus prioridades. Al fin y al cabo, quien sigue la estela de sus valores y principios percibe menos niebla en sus encrucijadas. Bien es cierto que, a veces, dan de sí mucho más de lo que tienen o de lo que quizás fuese inteligente permitirse, pero cuando uno actúa de acuerdo a su voz interna, el cansancio es menor y todo se lleva a cabo con mejor ánimo y motivación.

Decía Séneca que gran parte de la bondad que vemos en el mundo es el resultado de quien se esfuerza diariamente por hacer el bien. Por tanto, nada es casual. Hay una voluntariedad expresa y constante en el tiempo por hacer las cosas de manera adecuada. Son mentes focalizadas en servir de ayuda, en brindar un apoyo activo y no limitarse a ver la vida pasar.

La bondad auténtica es activa e incluso reivindicativa. No es una simple entidad decorativa a modo de arcoiris. Las buenas personas también pueden ser contundentes cuando defienden algo, también pueden levantar la voz cuando aprecian injusticias. Porque la nobleza de corazón actúa según unos principios y no le gusta la pasividad o girar el rostro hacia otro lado.

Hombre con pájaros en la cabeza representando a las personas de buen corazón

Las personas de buen corazón ni siquiera saben que lo son

Explica David D. Burns, catedrático de psiquiatría y ciencias de la conducta en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, que las buenas personas son las que más ansiedad suelen sufrir.

Esto lo ilustra precisamente en su bestseller Adiós Ansiedad. Según su experiencia, buena parte de los pacientes que han pasado por su consulta con problemas de ansiedad son perfiles acostumbrados a volcarse en los demás.

Son personalidades autoexigentes, muy focalizadas en lo que quieren lograr, en querer llegar a todos y a su vez, en “molestar” lo menos posible.

Nunca piden nada, nunca se quejan, su prioridad son su gente, servir de ayuda y ofrecer siempre su mejor lado sin que nadie pueda apreciar su cansancio o falibilidad. No obstante, este tipo de comportamientos casi siempre tienen un coste mental: el agotamiento emocional y la ansiedad.

Ejercer la bondad y esa nobleza que fascina e inspira no es fácil y esto nos lo demuestra más de algún estudio. Veámoslo a continuación.

Las personas de buen corazón y el esfuerzo por cumplir con sus principios

Los psicólogos Yochanan Bigman y Maya Tamir de la Universidad Hebrea de Jerusalén realizaron un interesante trabajo de investigación al que titularon El camino al cielo está pavimentado con esfuerzo. En esta investigación se demostró con varios casos que la bondad requiere algo más que un simple factor motivacional.

Las personas de buen corazón saben que la bondad requiere tiempo, voluntad y esfuerzo. Ayudar a alguien que pasa por un mal momento implica pasar tiempo con esa persona, saber qué necesita y facilitárselo. Si uno se encuentra una billetera, lo más sencillo sería quedarse con el dinero. Otros en cambio, no dudan en acercarse a una comisaría y entregarla.

Cuando se tienen claras las prioridades y los propios valores, el diferencial de esfuerzo pasa a un segundo plano.

Mujer con un corazón

La fortaleza por hacer lo correcto y el sentido de justicia

Si preguntáramos a alguien qué entiende por bondad o cómo definiría a las personas de buen corazón, lo más probable es que se limitaran a dar definiciones como «alguien que hace cosas por los demás» o «alguien que no infringe la ley y que es respetuoso».

La bondad de mente y de corazón implica, en realidad, muchas más dimensiones que pueden sorprender a más de uno.

  • La persona noble integra en su ser una gran fortaleza y sentido de justicia. Ello hace que tenga claras siempre sus prioridades, que sepa decidir y actuar en base a sus principios, evitando egoísmos, dejando a un lado narcisismos, mentiras, chantajes o dobles sentidos.
  • La persona de buen corazón siempre prefiere la templanza, la cooperación, la empatía y esa humanidad comprometida que toma partido por los demás, que no duda a veces en hacer ciertas renuncias para beneficiar a quienes ama y respeta.

Bondad y autoconocimiento

En un artículo publicado en el medio USA Today, varios expertos intentaban analizar qué queremos decir exactamente cuando hablamos de las personas de buen corazón.

Algo en lo que coincidían figuras como Ronald Riccioh, profesor de liderazgo y psicología organizacional en el Claremont McKenna College, es que este tipo de personalidad se define por un buen autoconocimiento.

Son hombres y mujeres que conocen sus virtudes y defectos, también sus necesidades y su potencial. Son perfiles que cuentan con una buena comprensión de sus emociones y que aspiran, sobre todo, a ser congruentes. Congruentes con lo que dicen y lo que hacen, con lo que prometen y proyectan, también con lo que desean y lo que consiguen.

La bondad siempre tiene claras sus prioridades y no duda en defenderlas, en trabajar en ellas, aunque este planteamiento tenga un coste: el agotamiento en un momento dado o la incomprensión de algunos. Sin embargo, nada de eso les detiene, ningún miedo, crítica o voz externa detiene un segundo a la persona de buen corazón.


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  • Bigman, Y. E., & Tamir, M. (2016). The road to heaven is paved with effort: Perceived effort amplifies moral judgment. Journal of Experimental Psychology: General, 145(12), 1654–1669. https://doi.org/10.1037/xge0000230

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